31 octubre 2006

Cuando los muertos simulan estar vivos...

Aprovechando que esta noche es Halloween, o lo que es lo mismo, la noche de los muertos, hoy trataremos sobre ellos y sobre una pequeña historia de un médico. No llega a ser de terror, pero los que estuvieron presentes seguramente sí pasaron algo de miedo. Probablemente, con un poco de imaginación, ambientación y una reescritura fantástica de la historia se podría crear una minirelato de terror. Incluso con un poco más de esfuerzo (y los datos oportunos) podría ser un minirelato de terror divulgativo sobre medicina, sin tener que dar aparte la explicación correspondiente. Vamos, el súmmum de la interdisciplinariedad. No tengo madera de escritora así que se lo dejo a mentes más imaginativas.

El relato en cuestión:

Una tarde de Sábado, estaba bajo el coche de segunda mano Austin 10, nuestro único transporte al hospital, jugueteando con la transmisión.

Siendo el único médico que siempre estaba de guardia, no me sorprendió ver piernas marrones (dice brown legs, o es alguna jerga o no tengo ni idea a qué se refiere) y escuchar toses educadas. "Ba Kantwa ha muerto", me dijeron. Perplejo, porque normalmente no me llamaban para que acudiera a la aldea cuando alguien había muerto, les di el pésame... "Pero no estamos seguros de que ella haya muerto".

Volviendo a repasar ambas frases rápidamente, ya que mi conocimiento del idioma de la zona no era demasiado bueno, salí y peladeé en bicicleta a través de la aldea hasta encontrar una choza, con techo de paja, llena de gente que se encontraba alrededor de una gran cama de madera noble en la que yacía un cuerpo bajo una sábana blanca como la nieve, vestido para un entierro. Pronto confirmé que, efectivamente, estaba muerta y vi a algunos de nuestros cristianos ofreciendo un corto rezo para el fallecido y los familiares.

Para mi gran sorpresa, una agitada conversación surgió y saqué en claro que algunos dudaban que estuviera muerta. Apartando la sábana, enseñé todos los puntos que me permitieron decir que ella estaba muerta y esperé a que eso acallara los murmullos.

Pero no... "¡Díselo! ¡Díselo al doctor!" Uno tímidamente me dijo: "Doctor, aún está moviendo los dedos del pie".

Aparté completamente la sábana esta vez y allí estaba el dedo corazón del pie derecho moviéndose suavemente arriba y abajo. El pelo de la nuca se me puso de punta...
(Interrumpimos la historia por aquí)

Lo que aquel médico se encontró, y no conoció hasta más tarde, es que ese suceso se debía a un hecho peculiar que ocurre en algunos casos debido al rigor mortis. Este rigor mortis consiste en la rigidez y dureza de los músculos. De ahí que se le llame "tiesos" a los muertos. Aunque esta rigidez desaparece con el tiempo, entre las 36 y 48 horas y dependiendo de las condiciones de la muerte y el ambiente.

Esta rigor o rigidez cadavérica se debe a un gasto progresivo de ATP (es la moneda energética de los seres vivos). Este ATP es necesario para la contracción de los músculos, ya que se requiere la unión de éste a la miosina, para que, junto a la actina (ambas proteínas contráctiles), se produzca en última instancia la contracción de los músculos. La forma en la que se produce es de la siguiente forma:



Pero es que, además, el ATP es necesario también para que se produzca la relajación. Cuando se produce la contracción del músculo, el ATP utilizado pasa a ADP. Este músculo quedará contraído hasta que no vuelva a unirse una nueva molécula de ATP en sustitución del ADP.

¿Qué ocurre en un muerto?

Como las reservas de ATP del organismo son limitadas y se van consumiendo y degradando por el organismo, poco a poco esas reservas irán disminuyendo, llegando un momento en el que el músculo no es capaz de sustituir el ADP con el ATP porque ya no queda. Por lo que el músculo se quedará contraído y rígido. Y la persona en general, tiesa.

Sólo desaparecerá esta rigidez cuando, por la degradación de las fibras de actina y miosina en la putrefacción, esta contracción se suprima. Si las fibras de actina y miosina se eliminan, el músculo no tiene forma alguna de contraerse.

Bien, como habrán imaginado, este es el proceso estándar. Pero en medicina hay gran cantidad de excepciones y casos raros que le dan más encanto y dificultad a esta bonita ciencia (bueno, si alguien no considera bonita la ciencia forense, lo comprenderé). Una de estas excepciones son los movimientos que observó el médico de la historia anterior, también llamados Movimientos de Sommer en honor a la persona que lo descubrió allá por el siglo XIX. Es decir, que estos movimientos se conocen desde hace ya mucho tiempo, pero son bastante raros y por eso no suele ser algo muy conocido. A este fenómeno también se le llama Movimientos Postmortem.

Aunque ya hemos dicho que en el rigor mortis se produce una contracción mantenida de los músculos, el acortamiento de estos apenas es apreciable. Por lo que mientras estos músculos se están contrayendo, no se produce movimiento alguno. Es lo que llamamos una contracción isométrica.

Peeero, si tenemos a una persona que ha muerto en circunstancias especiales como por ejemplo una posición anormal de las articulaciones con unos músculos anormalmente contraídos, al producirse el rigor mortis, estas articulaciones se irán moviendo al producirse la contracción isométrica normal de ésta. Y tendremos sustos y gritos garantizados para los afortunados que se encuentren cerca del cadáver.

Y así, podemos encontrar cosas tan... curiosas como que un cadáver produzca sonidos respiratorios por la contracción del diafragma (el principal músculo implicado en la respiración), que se produzcan partos postmortem por contracciones del útero o que incluso se produzca también la expulsión de semen después de muerto.

Reúna todo estos elementos terroríficos en único cadáver (bueno, el parto y la expulsión de semen no, que es difícil), ambiéntelo con personas asustadas e ignorantes del fenómeno y tendrá una bonita historia de terror. Quién sabe si alguna leyenda o historia de zombis no se originara por alguna de estas situaciones.

Por cierto, aquí la historia completa del médico:

A Memorable Patient