Mientras que la segunda y la tercera se toman por gusto, la primera y la cuarta son por necesidad. También en estas dos etapas extremas la persona no es capaz de tomarlas por sí mismo sino gracias a otra persona.
En fin, una siniestra alegoría del círculo de la vida, que termina como empieza, con una extremada vulnerabilidad y dependencia.
Yo me saltaré (cuanto más tarde, mejor) la tercera etapa. No estoy dispuesta a acostumbrar al sabor de la cerveza a mis papilas gustativas para que una servidora termine encontrándola agradable.