Pues sí, como lo leen, las mujeres que viven juntas durante bastante tiempo tienden a sincronizar los ciclos menstruales. Una curiosidad que puede que muchas de las lectoras de este blog ya sepan o incluso algunas hayan experimentado al convivir con más mujeres.
No sé cómo andarán de conocimientos en este aspecto los lectores masculinos, con aquello de que son "cosas de mujeres" algunos conocen lo justo: La duración de la regla (muchos sólo por el obvio interés que hay detrás) y los famosos cambios de humor. Que por cierto, queridos lectores, los cambios de humor NO ocurren durante la regla. No sé cuantas veces he oído ya en boca de un buen puñado de hombres la misma frasecita "Qué alterada está, seguro que está con la regla". Pues no, si está alterada, puede ser por dos cosas, que la hayan cabreado o que esté a 5-11 días de la regla o le falte poco para tenerla, tiene lo que se llama el
síndrome premenstrual. Sean comprensivos.
Después de este breve, aunque necesario, apunte, centrémonos en el tema principal de este post: La sincronización menstrual. Curiosamente, su descubrimiento fue bastante tardío. Fue una psicóloga llamada Martha McClintock quién lo estudió científicamente y aportó sus resultados en
Nature en 1971. Por esa razón, la sincronización menstrual también se conoce como el
Efecto McClintock. Aunque también se le ha dado otros nombres, como la "Regulación Social de la Ovulación". Seguramente, sería un hecho que ya muchas mujeres habrían notado pero que no se habían parado a estudiarlo con detenimiento.
Esta sincronización de los periodos menstruales se observa principalmente en lugares donde las mujeres conviven durante largos periodos de tiempo, ya sea entre hermanas, madre e hija en el hogar familiar o en conventos, burdeles, residencias de estudiantes e incluso en algunos puestos de trabajo. También se había observado en algunos animales de experimentación como ratones y conejillos de indias. Con la diferencia de que la sincronización menstrual que se producía en estos animalillos se hacía en base al ciclo de la hembra alfa o dominante.
McClintock se dio cuenta por primera vez de este hecho al observar a siete socorristas (obviamente, todas ellas mujeres) que comenzaron el verano con periodos totalmente diferentes y que, al cabo de tres meses, menstruaban prácticamente en los mismos días.
Pero esta observación no era suficiente y McClintock decidió estudiar el fenómeno con más profundidad. Realizó una investigación en una residencia universitaria con 135 mujeres (aquí
el artículo). El resultado que obtuvo confirmó lo que anteriormente había sospechado con las socorristas. Los ciclos comenzaban a sincronizarse durante los cuatro primeros meses y, al cabo de siete meses, la sincronización ya era completa. Aún así, no crean que las 135 mujeres se sincronizaban al unísono, no. Sólo ocurría entre compañeras de habitación y amigas íntimas.
Los resultados eran bastante fuertes, pero McClintock por aquella época no supo darle una explicación coherente al fenómeno. No fue hasta 27 años más tarde cuando descubrió la causa. Las moléculas que provocaban los cambios menstruales terminando en la sincronización de los ciclos no eran otras que las
feromonas, unas sustancias químicas con acciones similares a las hormonas que tienen efectos sobre los individuos de alrededor. Seguramente, la razón del retraso en la explicación del fenómeno se deba a que McClintock era psicóloga y no bióloga. Por aquel entonces, el concepto de feromona era algo muy restringido (no es como ahora, que todo el mundo lo conoce) y los que lo conocían eran básicamente biólogos, principalmente porque los efectos de las feromonas se observan mucho más fácilmente en insectos y otros animales que viven en comunidad.
Y no piensen que la explicación de las feromonas es algo sin importancia en este estudio, al contrario, es algo muy importante para la medicina en general. Porque este estudio de la sincronización de la menstruación fue el paso definitivo para aceptar que las feromonas existen en el ser humano. De hecho, si tuviéramos que poner alguna prueba para apoyar la existencia de las feromonas, la sincronización de la menstruación sería la prueba más fuerte y decisiva. Ya que a través de experimentos controlados se ha podido demostrar que el tiempo de ovulación puede manipularse tras la exposición al sudor (con las intrigantes feromonas) de mujeres en distintas fases del ciclo.
Posiblemente ahora alguien se esté preguntando que porqué es tan necesaria una prueba así, ¿no se ha detectado ya en el ser humano? Pues no, ese es el problema que, aunque en gran cantidad de animales se hayan detectado químicamente y estén muy bien estudiadas, en el ser humano son más esquivas que unos gamusinos. Se conocen sus efectos, pero no se sabe quiénes son las moléculas que lo provocan y ni tampoco con qué órgano las detecta el cuerpo humano. Y sí, eso significa que cualquier anuncio sobre perfume con feromonas humanas es completamente falso, no se puede vender feromonas humanas si ni siquiera la ciencia sabe qué son.
La forma en la que las feromonas actúan sobre la sincronización menstrual es la siguiente. Las mujeres, a través de las glándulas apocrinas de las axilas (las del sudor, vamos) secretan unas sustancias químicas desconocidas llamadas feromonas. Éstas puedes producir dos efectos al influir sobre la hormona leutinizante, retrasando o adelantando su concentración máxima (el llamado "pico" de LH). La LH es una hormona muy importante en el ciclo menstrual, ya que es gracias a ésta, principalmente, por lo que se da la ovulación.
1- Las feromonas producidas antes de la ovulación (al final de la fase folicular, días 10-13 de la tabla de arriba ) en las mujeres, acortan el ciclo ovárico de las demás. (Gracias a la aceleración del pico (concentración máxima) preovulatorio de la hormona leutinizante (LH)).
2- Las feromonas producidas justo en la ovulación (días 14-15 de la tabla), tienen el efecto contrario, alargan el ciclo menstrual de las demás mujeres. (Gracias al retraso en el pico preovulatorio de la hormona leutinizante)
Se han hecho muchos estudios demostrando estos efectos. Por ejemplo en un Centro de Investigación en California identificaron a algunas mujeres que se pensaba que marcaban la tendencia menstrual. Es decir, hacían que otras mujeres se sincronizaran a sus ciclos. Los científicos, para demostrarlo, colocaron algodones debajo de las axilas de las mujeres "alfa" durante un día. Después de eso, colocaban dichos algodones sobre el labio superior de cinco mujeres, tres veces a la semana. En cinco meses, cuatro de estas cinco mujeres terminaron por menstruar al mismo tiempo que las mujeres alfa.
Aún con tantos estudios que evidencian la existencia de esta sincronización, no se sabe qué razón hay para que ocurra. De momento sólo hay una teoría que intenta darle una explicación coherente. Según ésta, se trataría de un vestigio evolutivo de épocas prehistóricas, cuando era frecuente que los hombres tuvieran múltiples parejas y una reproducción eficiente (con todas sincronizadas) fuera esencial para la supervivencia de la especie. Pero como los tiempos cambian y la cultura también, ni muchas ven con buen ojo la poligamia ni tampoco van sincronizadas con gusto para que ello ocurra.
Respecto a la sincronización, he podido comprobar que es cierto, al convivir durante dos años con cuatro compañeras, al final entre una y otra, los ciclos iban siendo muy similares. El hecho quedaba en una curiosidad, quitando una cosa, la sincronización del ciclo menstrual tiene la "pega" de que también se sincronizan los síndromes premenstruales... ¿Saben lo que es una sinergia en un sistema? Pues lean esta definición sacada de
Wikipedia:
"La
sinergia es la integración de elementos que da como resultado algo más grande que la simple suma de éstos, es decir, cuando dos o más elementos se unen sinérgicamente crean un resultado que aprovecha y maximiza las cualidades de cada uno de los elementos."
Y sustituyan elementos por "mujeres" y cualidades por "irritación, cabreo y otros síntomas del síndrome premenstrual". De todas formas, no se asusten, al final se aprende a controlar la situación.