09 octubre 2006

Sobre algunas burradas periodísticas y el papel del hombre y la mujer en la reproducción humana

Toca otra nueva entrada sobre las lindezas que nos encontramos de vez en cuando en la prensa diaria (ya sea electrónica o en papel, ninguna se salva). Me estoy replanteando crear una nueva categoría sobre este tema pero aún tengo que decidirme por el título, que no sea excesivamente ofensivo (aunque es muy tentador) y sea al mismo tiempo lo bastante aclaratorio. Se aceptan sugerencias.

El caso que nos atañe hoy es, sin lugar a dudas, el paradigma de la incompetencia periodística. Un ejemplo de lo que nunca debe hacerse. Una vez terminas de leer el artículo sientes que se han pasado por el forro la objetividad, el rigor y la ética periodística haciendo uso del titular y frases más sensacionalistas. Al menos, es un artículo de opinión, pero eso no es excusa para desinformar sobre asuntos de ciencia. Un campo que precisamente no se basa en opiniones sino en hechos y demostraciones.

El artículo en cuestión, que vi en Menéame:

Las mujeres crearán semen
(Ya sólo el título se las trae, no me digan que no)


La sospecha es muy antigua, y casi cada mujer la ha expresado alguna vez en su vida: los hombres no sirven para nada, excepto para una cosa. Bueno, ahora es un hecho: los hombres no servirán para nada muy pronto, cuando ya no sean necesarios para esa cosa.


Sorprendentemente, quién lo ha escrito ha sido un hombre. Me pregunto por qué entonces se referirá a los hombres en tercera persona del plural (ellos) y no en primera (nosotros), ¿será de un género especial? ¿o se tratará de una mera proyección psicológica?

El párrafo en cuestión es tan absurdo que mejor no detenerse más en ello, mejor pasemos al siguiente:

Es decir, las mujeres podrán crear esperma, por mal nombre semen, lo que haría obsoletos a los hombres. Así lo afirmó un equipo de científicos ingleses cuyos experimentos harán posible la creación femenina de esperma, hasta mañana o pasado todavía potestad masculina.
Los datos sobre estos experimentos fueron publicados en el impreso Developmental Cell y resumidos por Irish Health. Esos científicos han hecho posible para las mujeres la creación de esperma. Es decir, han transformado células de un embrión en esperma capaz de producir herederos.


Sencillamente surrealista. La noticia en la que se basa el autor es esta:

World-first stem cell research could aid male infertility


Vamos, que la diferencia es pequeña... De que las mujeres vayan a crear semen a que éste se produzca a partir de células madre para tratar la infertilidad masculina hay un abismo... Decir que es sensacionalista se queda corto, es todo un relato de ficción.

Es imposible la creación de esperma femenino, por una sencilla razón:

Para que una célula madre, procedente de un embrión, diera lugar a espermatogonias (células que producirán espermatozoides), es totalmente necesario que la célula madre posea el cromosoma Y. Sin Y, no hay espermatogonias , por mucho que te esfuerces en ello. Por tanto, si queremos crear células espermáticas, se necesita de forma indispensable un varón que poseen los cromosomas sexuales XY. Una mujer es XX así que ya puede hacer lo que quiera, que jamás podrá crear células espermáticas.

Así que si, por ejemplo, una pareja de lesbianas quisiera tener un hijo necesitaría de un embrión humano varón. Para utilizar sus células madre para que se diferenciaran en espermatogonias y, una vez diferenciadas, hacer una fecundación in Vitro con una de las mujeres. ¿Alguien ve alguna ausencia del varón en el proceso de reproducción por algún lado? Parece que el autor no lo tenía tan claro. Porque yo sólo veo que una de las lesbianas se quedaría de lado, biológicamente hablando, en el proceso de reproducción. El hijo resultante procedería del embrión humano y de una de las lesbianas y sería la mezcla genética de ambos.

Así que, queridos lectores masculinos, son indispensables para la procreación humana, de momento. Y digo de momento, porque el autor de este relato de ficción se ha dejado por alto un hecho verídico al que podría haberle sacado partido:

La clonación reproductiva no necesita para nada al varón. Dolly, por ejemplo, nació sin que su madre conociera varón (y nunca mejor dicho). El contenido genético era de otra oveja, y la célula receptora (el óvulo) era la de su madre. Todo quedaba entre hembras, hija incluida.

Ahora mismo, la clonación reproductiva en humanos no es legal ni ética (cosa que no ocurre con la terapéutica). Pero, si en algún momento de la historia humana, se perfeccionara la técnica de clonación reproductiva hasta el punto de que fuese segura y la sociedad la aprobara y utilizara de forma generalizada, tengan una cosa clara, los hombres ya no serían necesarios para la reproducción. Aunque claro que todo tiene sus desventajas, un sistema de reproducción basado en la clonación disminuiría considerablemente la variabilidad genética. Como ventaja, la especie humana podría sobrevivir exclusivamente gracias a las hembras. Si, por un causal, los hombres desapareciesen o se volvieran todos estériles, no significaría la extinción de la especie.

Bueno, mejor no sigo divagando sobre posibilidades reproductivas en el futuro y veamos el papel de hombres y mujeres en la reproducción humana de forma muy somera. Tratándose a nivel genético, celular y, más tarde, en el desarrollo del embrión.

El cromosoma X es fundamental, tiene gran cantidad de genes vitales para la supervivencia del embrión, sin X no es posible la vida. Mientras, el canijo cromosoma Y sólo tiene unos pocos genes involucrados en la diferenciación masculina y no cumple ningún papel indispensable para la vida. Por esa razón, no existen humanos YY, no es compatible con la vida si no hay un cromosoma X de por medio. Teniendo en cuenta ese hecho, si quisiéramos tener un hijo de dos varones, refiriéndonos sólo en un plano genético y de forma hipotética, existiría una probabilidad de un 25% de que se diera un individuo YY, que no es compatible con la vida, por lo que moriría a las pocas horas tras la fecundación. Después tendríamos un 25% de probabilidades de tener una mujer y un 50% de tener un hombre. Por lo que aún produciéndose hipotéticamente un cruce entre hombres, seguiría habiendo mujeres. Cosa que no ocurriría en un cruce entre mujeres, donde todo lo que se obtendrían serían más mujeres.

Si ampliamos ahora al rango celular de la reproducción, nos damos cuenta de que el óvulo es la única célula que tiene las características para formar el embrión y, posteriormente el feto. Tiene una serie de capas que la nutren y permiten que las células (después de que el óvulo ya haya sido fecundado) vayan obteniendo energía mientras se dividen, especializan y organizan. Esto no ocurre con el espermatozoide, que tiene una serie de reservas energéticas muy limitadas y no está preparado para que desarrolle un embrión. Su tarea es la de llegar al óvulo e introducir su código genético. Por esa razón, no es posible realizar una clonación reproductiva introduciendo el código genético en un espermatozoide. Es indispensable, por tanto, el óvulo para este proceso.

Y, por último, llegamos al plano macroscópico. El embrión necesita una cavidad que le nutra y proteja. Para ello necesita un órgano especializado que le aporte toda clase de nutrientes y que ésta llegue a todas las células. Al principio, no requiere mucho grado de especialización para que todas las células se nutran, pero, conforme el número de éstas se eleva es necesario el desarrollo de un sistema circulatorio, tanto en el embrión como en esa cavidad, para que se produzca un intercambio eficaz de nutrientes y una eliminación de desechos. El único elemento que puede encargarse de esa tarea es el útero.

Resumiendo, si juntamos lo descrito en cuanto al cromosoma X, el óvulo y el útero se llega fácilmente a la conclusión de por qué la mujer es indispensable y siempre participará en la reproducción humana aún cuando existan las más variadas técnicas de ingeniería genética. Cosa que no ocurre con el hombre que es fácilmente sustituible. Claro que siempre que medie tecnología de por medio, de forma natural ambos son imprescindibles. Aunque también era imprescindible en un pasado tener alas para volar o branquias para poder respirar bajo el agua ...


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